Medir por medir.

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Vivimos en en una época donde existe una obsesión por la cantidad y por lo tanto también estamos obsesionados por medirla. Los brand managers  y sus ejecutivos hacen hasta lo imposible -y otros mas bien, hacen como que intentan- por obtener más de “algo”: en las formas de  “share of voice”, “share of stomach”, “share of mind”, “share of heart”, vaya, ahora hasta de “share of share” en las plataformas de social media,¿pero es esto realmente rentable en términos de la relación marca/comprador?. ¿En qué momento hicimos a un lado la medición de la calidad de lo que queremos , buscamos y obtenemos, para medir cantidades solo por el hecho de medir ? (y esto dicho con todo respeto para mis amigos que andan en el negocio de la investigación de mercados).

Cierto, las cifras ayudan a entender el escenario en el que estamos montados,¿pero no serí­a mejor entender y atender la obra completa que estamos ofreciendo a nuestras audiencias y mercados? 

Ojo, esto implica ver también hacia dentro de la organización/marca y ser honestos con nosotros mismos en torno a lo que damos contra lo que recibimos; es por ello que muchas personas en marketing prefieren irse por el camino de tener argumentos cargados de muchos números y pocas ideas; “los números hablan”, dicen los que se sienten seguros dentro de esa misma caja que se ha usado como refugio contra la innovación desde hace muchas décadas. El problema acá  no son los números (es grandioso contar con ellos) el asunto es que las cifras requieren ser traducidas a un lenguaje que presente argumentos de calidad tanto para la marca como para el consumidor, no solo presentadas en un colorido template de Power Point a la dirección.

Sí­, los números hablan, pero rara vez le cuentan historias relevantes al ser humano que está allá afuera. En mercadotecnia, una buena idea es aquella que tiende un puente entre personas, no entre meras cifras.

 

Think about it.
CLJ